#Desde el
#Taller: “Pintando Papayitas-Parte 3”.
Viene de artículo anterior: #Desde el #Taller: “PintandoPapayitas-Parte 2”.
En esta última parte del artículo sobre “Pintando
Papayitas”, vamos a descubrir cómo una práctica sencilla no sólo puede
ayudarnos a afianzar conocimientos y técnicas, sino también cómo
transformar una composición en algo mucho más impactante con elementos muy
sencillos. Empecemos con lo que
es repetir varias técnicas para perfeccionarlas; pues éste es el objetivo de haber
armado un dibujo donde básicamente repetimos cuatro (4) frutas idénticas, en
este caso las coloridas papayitas.
La
razón de hacer algo es así, es tener la oportunidad de repetir en cada uno de
los elementos las destrezas y tácticas descubiertas a la hora de interpretar
con acuarela frutas. Si estuviéramos
frente a un paisaje, por ejemplo, tendríamos que emplear distintos conceptos
para cada elemento, pero para las papayas, aprendimos que no basta sólo con aplicar el
intenso color naranja rojizo, debemos romper el trazado de las líneas,
para dar la idea de un volumen pulposo, de una fresca y jugosa papayitas. Lo mismo sucede con las pequeñas pepitas o
semillas, aprendimos que para lograr un gran efecto, debemos romper con la idea
de estar pintando bolitas de tono oscuro y por el contrario, necesitamos verlas
como esferas con zonas oscuras y brillantes, así como valernos de la
descomposición de todos los tonos que intervienen: Desde negro con tonos
chocolates o negro con tonos grisáceos, hasta usar mezclas con un poco de
blanco para transparentar y dar brillo.
Otro concepto que nos da un ensayo de
este tipo además de afianzar destrezas, es ver el cambio que va dándose
gradualmente al ir completando una composición.
Aprecien estas imágenes con las cuatro frutas ya completadas, transformándose
la idea que teníamos sobre esta práctica de pintura, cuando teníamos una o dos
frutas listas #EnAcuarela. Con estos
avances descubrimos el potencial que tiene nuestra obra, lo que es
parte de aprender también a pintar.
Podríamos dejarla así, con el fondo blanco, pero si damos el paso de
darle un color al trasfondo y de realzar el volumen de las frutas,
como si estuviéramos representando que las mismas reposan sobre una superficie, de
seguro cambiaremos el escenario a algo mucho más impactante. Para hacer esto, lo primero que
requerimos es escoger qué color va a tener el fondo. Éste es un momento donde hay que lograr un
balance, donde conseguiremos un buen efecto, sin hacer que se pierda la intensidad
de los colores que predominen en la pintura.
Para ello, si con el color blanco resaltan las papayitas con su naranja
rojizo, pues entonces un tono celeste suave es un buen cambio para
dar un tono al fondo, ya que no está lejos de la limpieza y pureza del blanco. En efecto, si aplicamos un tono celeste muy
suave, logrado diluyendo en blanco un poco de pigmento de acuarela en tono
turquesa azuloso, logramos ese manto de color sobre el cual reposan las
frutas.
Aplicamos progresivamente el tono celeste,
con una primera capa lo más suave, para dejar secar y pasar a una 2º mano.
Con el resultado final, la impresión que tenemos es que las frutas flotan, pero
podemos hacerla aterrizar para dar la idea que reposan sobre esta gran
superficie; para ellos sólo tenemos que proyectar las sombras, siguiendo la
forma de las papayas. Es aquí cuando la
toma original que empleamos desde el inicio del ensayo, nos sirve para tener
una guía para definir los efectos de la luz, para lo cual dejamos desde un
principio marcadas las proyecciones
individuales de cada papaya. La clave
aquí es entender que pintar una sombra tampoco es rellenar una forma en tono
oscuro: Es definir el tono que vamos a utilizar para representarla y ver toda
su proyección, donde hay degradaciones.
En palabras sencillas, un buen efecto de sombra, toma como referencia el
tono de la superficie sobre la que se va a reflejar, para un gran resultado. Si tenemos un fondo celeste, un tono azul
oscuro es una buena elección, distinguiendo que las zonas más “claras” de
la sombra, serán un poco más oscuras que el fondo, a modo de un celeste más
fuerte. Para la parte más “oscuras” de
las sombras, donde inicia la
proyección del efecto del volumen sobre la superficie, el tono empleado es un azul intenso con énfasis en ese punto donde
arranca la forma. Observen cómo
estos tonos de una vez resaltan los colores verdosos amarillentos
del borde de las papayas y cómo las mismas se transforman de piezas sueltas, a
frutas con un volumen proyectado sobre nuestro fondo.
Ésta ha sido nuestra primera presentación
en este Blog “Desde el Taller”, les compartimos el enlace a nuestroálbum de Facebook para que puedan observar y repasar el progreso de esta
#Práctica #Rápida de “Pintando Papayitas”. ¡Seguiremos con más #EnAcuarela!
¡Un abrazo, #EnAcuarela!
Melissa G.
@MelissaGuardiaV
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